Las realidades del vivir cotidiano vistas con humor, no dejan de ser realidades pero son más amables. La sociedad está llena de héroes desconocidos, a ellos quiero dedicar mi atención. La poesía tendrá aquí un pequeño espacio.

viernes, 28 de marzo de 2008


Ruth Bernhard o la dignidad del desnudo femenino


Nació en Berlín en 1.905. Sus padres se divorciaron cuando ella tenía dos años. Su padre, diseñador gráfico y tipógrafo era famoso por haber diseñado la fuente Bernhard, todavía en uso. Se crió con él. Se sirvió de la ayuda de dos profesoras para educarla y cuidarla.

Ruth inmigró con su padre a Nueva York en 1927, después de haber realizado dos años de estudios en la Academia de Bellas Artes de Berlín. Antes de trasladarse a Los Ángeles, se ganaba la vida como fotógrafo comercial.

Burrill que trabajó con ella durante cuatro años dijo que su presencia era portadora de un halo místico. Ruth decía: “que siendo el fotógrafo una persona solitaria, porque el trabajo lo tienes que realizar por ti misma, cuando te das cuenta de que todo está relacionado, nunca más vuelves a sentir la soledad”.

Empezó a fotografiar desnudos femeninos a principios de los años treinta.

Si he elegido la forma femenina en particular es porque su belleza ha sido degradada y explotada en nuestro sensual siglo XX. La mujer ha sido objeto de muchas cosas sórdidas y fáciles, sobre todo en la fotografía. Mi misión ha sido elevar y fomentar la imagen de la mujer con una reverencia atemporal”Ruth Bernhard.







Publicó varios libros sobre fotografía y su obra figura en las colecciones del San Francisco Museum of Modern Art, el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, el Museum of Fine Arts de Houston y el Victoria and Albert Museum, de Londres.


Ruth Bernhard dijo: “Ser fotógrafo fue un regalo de los cielos

Murió el 18 de Diciembre de 2006, en su casa de San Francisco, California, a los 101 años. Ella estaba convencida de que la vida era un milagro. Siempre le respondió sí a la vida. Sí, esa era su palabra favorita.

domingo, 23 de marzo de 2008

Aclaraciones: A mi también me horroriza la agresividad.

A ninguna persona, en su sano juicio, le complace la agresividad.


Pero es necesario entender qué pasa en el cerebro de aquellas personas que son verdaderamente agresivas y que reproducen, con más o menos frecuencia, su comportamiento anormal. Este el el quid de la cuestión. Se ha demostrado que se pone, en esas personas, en funcionamiento la dopamina: es decir, el mecanismo que se activa en otras situaciones placenteras que son sanas y normales, como son disfrutar de la comida y del sexo.

Por lo tanto, la persona agresiva tiende a repetir sus agresiones porque son para ella una indudable fuente de satisfacción.

Nada tiene que ver con el enfado, momentáneo, de una persona sana a la que luego le duele recordar que se ha excedido. Todo tiene sus límites.

Quiero que esto quede claro. Porque para nada he tratado de estimular los comportamientos agresivos: ¡Faltaría más! Tan insano es pagar por ver a dos hombres en un combate de boxeo destrozarse e incluso matarse, como realizar el combate aunque lo hagan por dinero.

sábado, 22 de marzo de 2008


La agresividad es tan placentera como el sexo


Son muchísimas las personas que se sienten atraídas por la práctica de deportes violentos como el pugilismo. Esta inclinación, podría hallarse en el cerebro porque, en resumen, la agresividad provoca placer igual que la práctica del sexo, las drogas o una buena comida. Así lo ha demostrado, por primera vez, un estudio, realizado con ratones por el equipo de la Dra. Maria Couppis, en la Universidad de Vanderbilt y que ha sido publicado en la revista “Psycopharmacology”.

Los experimentos realizados por la Dra. Couppis, demuestran que la agresividad conecta los mismos circuitos de placer en el cerebro: es el núcleo donde se activa la dopamina. Genera, por tanto, sensaciones de placer y puede ser un arma de dos filos porque pone en funcionamiento el deseo de repetir la misma acción.

jueves, 13 de marzo de 2008

IGUALDAD

Todos pensamos lo mismo cuando hablamos de igualdad. No es necesario aclarar que hablamos de las mujeres y de su causalidad.

Sin embargo, pese a quien pese, el mundo se mueve. No conviene olvidar, desde luego que fueron mujeres las que empujaron, con todas sus fuerzas, para que cambiaran los hechos sociales. Si en este momento está entreabierta la puerta es preciso recordar que se debe a que las mujeres –que vivían encerradas entre cuatro paredes- no repararon en horadar la roca viva de su aislamiento, sin más herramientas que su fuerza de voluntad y la sangre y el dolor de sus manos.

No, no pudimos salir por la puerta: la puerta hubiese sido un camino cómodo y humano.
Para que nos iniciáramos en el camino de la igualdad fue preciso que, en España, naciera Clara Campamor y que antes, otras pioneras despejaran la senda de las universidades, escuelas de oficios, talleres y oficinas. El mundo obtuso, cerrado y machista pierde y perdió siempre de vista la enorme riqueza que ahogó con torpeza en la “paz confusa de los hogares”. Tampoco conviene obviar que en el recinto machista hay mujeres que gritan su enfado y se creen portadoras de los valores eternos de los varones.

Tuvo que estar al frente de las prisiones Victoria Kent para que los presos españoles dejaran de arrastrar grilletes en los pies. En los años 70 aún existían leyes en este país que impedían en aborto pero toleraban el infanticidio realizado por la propia madre o los abuelos, si estaba en juego la honra de la familia. Aquí se constata un hecho muy claro: Iglesia y Estado defendían, a dúo, la existencia de los orfanatos donde crecían niños tristes y desamparados.

Igualdad, esta palabra se torna amarga como la hiel cuando consideramos el terrorismo de género. Cada quince segundos muere en el Mundo, en cualquier lugar de Europa, Asia, África, América y Oceanía una mujer degollada, apaleada, quemada, arrojada desde un balcón o un puente, atropellada, tiroteada, ahorcada por quien para retenerla a su lado dijo estar enamorado. Creo que sólo es preciso realizar un cálculo sencillo: son
2.102.400 (dos millones ciento dos mil cuatrocientas) al año.

Jamás en la Historia de la Humanidad, hambruna, catástrofe ni guerra alguna alcanzó tan espeluznante número de víctimas. Hablamos de igualdad pero ¿de qué igualdad estamos hablando?


Nota importante:
La palabra igualdad me fue propuesta –con la mejor voluntad del mundo- por YEL que tiene un blog muy interesante su http://busqueda-constante.blogspot.com
Y que yo se lo he agradecido mucho pero la envergadura del tema me impidió tratar en “El Juego de la Palabra Dada”. Él, afortunadamente como otros muchos hombres, no es un machista, por lo menos, yo así lo entiendo. El se acercó a mi blog en la fiesta de la Mujer Trabajadora para felicitarme y como se encontró con el tema del juego, me dejó su palabra. Eso fue todo. Lo he aprovechado para sacarme algo doloroso que llevo dentro. No ignoro que el tema bien tratado merecería un espacio que es poco adecuado para un blog tan personal como el mío. He tratado de esquematizar y así y todo, resulta largo: perdonar.

Evaristo Valle