Las realidades del vivir cotidiano vistas con humor, no dejan de ser realidades pero son más amables. La sociedad está llena de héroes desconocidos, a ellos quiero dedicar mi atención. La poesía tendrá aquí un pequeño espacio.

lunes, 27 de agosto de 2007

64 años con un proyectil alojado en la cabeza

Jin Guangyin era sólo una niña de 13 años en 1943, el día que su madre la encomendó que llevase provisiones a su padre y a los compañeros que estaban con él en la guerrilla. Cuando iba de camino, se vió envuelta en una escaramuza con los japoneses. Fué alcanzada por un proyectil de rebote que había herido a alguien y que se le alojó en la cabeza. Como consecuencia del impacto, perdió el conocimiento. Su madre la curó, durante tres meses, con saquitos de hierbas y tisanas y Jin Guangyin se olvido por completo de aquel extraño huesped de su cerebro. Si la anciana de 77 años no hubiera comenzado a sufrir insoportables dolores de cabeza éste aún permanecería dentro de ella.


Shuyang, en la actualidad, donde nació Jin Guangyin.
Shuyang, en la provincia de Jiangsu, en China oriental








El peoyectil extraido

3 comentarios:

Cigarra dijo...

A esta si que había que decirle: "Eso, que se te quite de la cabeza" (que es lo que me decía a mí, mi padre, cuando me veía con los rulos puestos)

Franziska dijo...

Jin Guangyin era sólo una niña de trece años y había caído sobre sus frágiles hombros el peso de "abastecer" a un grupo de guerrilleros, es decir, tenía una misión arriesgada: era una heroína. El proyectil alojado en su cerebro durante tantos años tiene varias lecturas, una de ellas es la eficacia de las bolsitas de yerbas; otra, el olvido del accidente -que de no deberse a un rebote le habría costado la vida-; tantas historias
importantes, de gentes que jamás serán conocidas, y que, sin embargo, fueron importantes protagonistas de la Historia.

Franziska dijo...

Quiero añadir, Cigarra, que agradezco tu sentido del humor y lo valoro en todo lo que vale pero no olvides que soy una vieja gruñona y eso sale sin que me de cuenta. Perdona la explicación porque de sobra sé que tú lo comprendes todo muy bien.

Evaristo Valle