Admirada por el mundo y denostada en Burundi, su país natal, esta maestra africana ha salvado la vida a miles de huérfanos de la guerra entre hutus y tutsis. A riesgo de su vida, ha apostado por la paz en una nación que lleva 14 años de feroz conflicto étnico.
Contada por ella misma su biografía apenas supera las 300 palabras. Tengo 50 años. Nací tutsi en una aldea de Burundi. No estoy casada. Alimento, cuido y educo y hago de mamá de los niños que podemos recoger. Tengo 16 nietos. Vivimos en unas casitas que construimos en el terreno que heredé. Mi proyecto se llama Casa Shalom. En nuestros centros enseñamos a todos los burundeses a convivir en paz. Les decimos que la violencia engendra violencia. Les educamos en el pacifismo.
Su lucha personal comenzó en octubre de 1993, cuando el país conoció las primeras elecciones democráticas y salió elegido como presidente Melchior Ndadayé, de la etnia hutu, arrebatando el poder del que siempre había gozado la minoría tutsi. Los militares tutsis asesinaron a Ndadayé. Fue la chispa de una espiral de matanzas y venganzas en las que se implicarían tanto el Ejército como las milicias hutus y tutsis, haciendo blanco de sus ataques a la población civil.
Desde 1993 Marguerite Barankitse, el Ángel de Burundi como muchos la llaman, ha socorrido a más de diez mil niños. A pesar de que su labor se centra en su país también le han llegado niños de otros países vecinos como Ruanda, el Congo o Tanzania. Marguerite Barankitse ha acusado a su gobierno de dedicar más del 60% de su presupuesto al ejército y sólo un 2% a la educación. En Burundi: uno de los tres países más pobres del mundo, hay 14.000 niños soldados, 700.000 huérfanos y 5.000 niños que viven en la calle.
Marguerite cuenta que lo que la decidió a cuidar de los niños, fue la muerte de una madre de etnia tutsi que fue decapitada porque prefirió morir con su marido hutu y le entregó a su hija de ocho meses para que la criara.
El objetivo que persigue es que los chavales a los que recoge (niños de la calle, huérfanos del SIDA y de la guerra, con discapacidad, ex soldados) recompongan sus vidas dentro de un ambiente familiar. Para ello están construyendo viviendas en tierras de su propiedad que entrega a los mayores de 16 años a los que anima para que adopten a niños que hayan conocido en los centros de acogida y forman así familias interétnicas. Además, trata de ofrecerles posibilidades de empleo mediante talles de formación. En los centros que gestiona Marguerite, 120 niños son seropositivos y 69 han desarrollado la enfermedad. Su organización realiza campañas de prevención, claves para atajar la propagación del VIH en un país sin medios para sufragar los costosos tratamientos.
Marguerite Barankitse, en el año 2004, en el Forum de Barcelona dijo:
“Por favor, olvídense de las atrocidades y quédense con el amor que me ha empujado a decir no a la muerte y sí a la vida. Las personas que no aman son unas fracasadas”.
Su labor ha obtenido amplio reconocimiento internacional.
· En 1998 recibió el premio a los Derechos Humanos de manos del Gobierno francés, en el marco del 50 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
· En el año 2.000, recogió el premio Norte-Sur que otorga el Consejo de Europa a personalidades destacadas en la defensa de la democracia y de los derechos humanos.
· En el 2004 el II Premio Juan María Bandrés a la defensa del derecho de asilo concedido por la Comisión Española de Ayuda a los Refugiados (CEAR) y la Fundación CEAR.
Más información: Maison Shalom. E-Mail:
mshalom@usan-bu.net
Nota: La palabra resiliente que conduce al término resiliencia,[i] fue la que disparó la idea de traer a mi blog a un número de mujeres resilientes que viven muy alejadas de nuestra cómoda vida occidental. Autoras de una vida extraordinaria que, al tiempo que han dado un sentido total a su existencia, enriquecen la nuestra pues nos hacen sentirnos mejor como especie ya que con sus hechos nos redimen a todos de la mediocridad y ayudan a salvar la dignidad del género humano: tan mal parada por las guerras y otras atrocidades.
[i] En psicología el término resiliencia se refiere a la capacidad de los sujetos para sobreponerse a tragedias o períodos de dolor emocional. Cuando un sujeto o grupo humano es capaz de hacerlo, se dice que tiene resilencia adecuada y puede sobreponerse a contratiempos o, incluso, resultar fortalecido por los mismos.