Quien no es capaz de comprender
lo que
halla en los demás,
jamás encontrará lo que busca
lo que desea
encontrar…
Yo era presente,
tú fuiste futuro.
Yo siempre estuve
tú nunca llegaste.
Yo era la emoción,
tú eras la esperanza.
Yo era el sentimiento
tú, el conocimiento.
Tú eras el amor
yo tu enamorada.
La emoción sentida no te transmitía
y tus ojos claros no la recibían.
Me marché al monte
llegué hasta su cima
grité a las estrellas,
le lloré a la luna.
Mis cuerdas vocales
se quedaron mudas,
mi llanto acerado
se llevó la luna.
Retorné al valle
en busca del agua
del río que tus ojos
me ofrecía en calma.
Pero ya era tarde
de negrura el ocaso
colmaba mi valle
y por mi sendero
no encontré tu calle.
Raitán
Alcalá de Henares, 13 de Marzo de 2003
2 comentarios:
Bonito.
Así es que gritarle a las estrellas y llorarle a la luna, sólo puede tener efectos sobre las cuerdas vocales porque es lógico, hay que gritar mucho y, por mucho que te esfuerces, siempre te parecerá que no deben oírte...
La verdad es que los poemas del amor imposible son siempre los mejores y, entre otras cosas, porque el amor realizado acaba desencantando.
¡Bueno, la cantidad de cositas que voy a oír después de esto! Estoy viendo a una legión de defensores del amor eterno correr tras de mí con sus más convincentes palabras y llevándome la contraria -que es lo que me gusta a mí- pero eso quisiera yo, que alguien discutiera conmigo.
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